JUGAR A MAMÁS Y PAPÁS

Clásico, atemporal, eterno. Jugar a ser mamás o papás. Cuando un niño juega a cuidar un bebé, bañarlo, darlo de comer, dormirlo, está viviendo y está sintiendo así, como si fuese su bebé. Reproduce conductas, conecta con emociones, las de su bebé, empatiza, como si fuera una mamá o un papá.

Voy a ponerle una chaqueta que hace frio, voy a darle la comida que tiene hambre, voy adormirle que tiene sueño. Es impresionante los beneficios que esto tiene para el desarrollo sano de los niños, es sin duda una actividad cargada de aprendizajes. Si además lo ven hacer a sus máximos referentes, las personas que más le influyen y a las que más quiere que son sus padres, el juego tiene máximo interés para ellos. 

Tengo el nítido recuerdo de lo satisfecha que me sentía con 8 años después de bañar a mi muñeca Carlota, peinarla ponerla su mejor vestido y darle la merienda, después la echaba a dormir y yo me sentía feliz de ver a mi bebé tan a gusto. Es un recuerdo de la infancia y lo experimenté de igual manera con mis hijos cuando los tuve. Quiero decir, que los sentimientos y emociones de los niños son importantes y muy reales. Jugar es practicar la vida, es ensayar la función que seguramente más tarde representarás, cuanto más ensayes mejor te saldrá.